Así mismo es como me sentí el Sábado 24 de Abril durante Organix Tribal Dance, el workshop que impartía Pedro y Terra. Mi primera actividad de la BYC llego a ser una de las experiencias sensoriales más remarcables de toda la conferencia. Una oportunidad para conectar profundamente con todos mis sentidos y la madre naturaleza, sentirme libre como un pájaro en el cielo, deshacerme de las malas vibraciones y recargar energías.
Antes de bailar, Terra y Pedro nos presentaron los orígenes de las danzas tribales y alguna técnicas de pranayama para profundizar el viaje durante la danza. En aquel entonces, yo me sentía un poco perdida ya que llevaba menos de una hora en la conferencia y aún no era consciente de donde estaba. La pareja tenía unas vendas para taparnos los ojos y de esta manera intensificar otros sentidos así como el tacto, olfato, oído e intuición. El no poder ver los otros me permitió abrirme mejor y mostrarme transparentemente sin vergüenzas ni miedos.
Fueron dos horas entre árboles amazónicos, animales silvestres y cantos tribales. Y no estaba sola, aunque la idea de la actividad tuviera un objetivo introspectivo, me sentía más acompañada que nunca. Aún cierro los ojos y puedo revivirlo y recordar las llamadas de delirio conjuntas con los compañeros.
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Namaste ❤